De vez en cuando siento sarpullidos dentro de mi estómago,
y es verdad y juro que es verdad.
Y cuando el día empieza a despertar
siento los mordiscos de tu ausencia.
Sale el sol y me convierto en mi rendición,
mis defensas se van a tomar por culo
y todo lo pensado, meditado y decidido,
siguen al flautista de hamelín que debes llevar dentro
y entonces,
me quedo desnudo ante el mundo
y por supuesto, ante el espejo.
La soledad está conmigo
y creo que de cada vez,
le estoy cogiendo más cariño
y llegará un día en que ella me diga,
te acuerdas cariño
te acuerdas de nuestro primer día
tú añorabas a alguien en el amanecer
y yo en cambio,
te miraba esperando algo más de ti
y hasta que te pusiste a correr campo a través
y diciendo y gritando,
soledad ¡te quiero!
y lo demás...no me da igual, pero casi.

No hay comentarios:
Publicar un comentario