ME LLAMA LA MADRUGADA


Me llama la madrugada y me despierta...

siento que tiene sus alas frías

y veo el muérdago más verde 

y más endurecido por los golpes que le dio la noche,

 tiene raíz de árbol 

y se agarra a los sueños de tal manera

que no sé si sigo vivo

o si sigo dentro de un sueño.


Yo soy todo huesos y un poco de carne,

y tengo un gran trozo de grasa gris que rodea mi cintura,

 soy como un péndulo de la nada

que se cuelga de la rama más débil del árbol,

y hace un nido sin vida que se mece en una tarde de invierno,

 se asemeja al hueso viejo que será sacrificado

 en aras de un hueso nuevo y más pendejo.


Yo soy mi tesoro

y tú eres ese trozo de cielo sin nombre,

que apenas he conocido

y además, 

no he podido apagar las velas 

que cada día encendías por saber que cosa,

supongo,

que allí seguirán

y como una masa deforme de cera apagada y amontonada.


Por tanto,

 hemos quedado en empate,

tú serás, igual a cero

y yo, he vuelto a la superficie

y además, te he conocido de nuevo

y ahora, no eres nadie

y yo tampoco,

es más,

yo soy menos que nadie

y además,

vivo bajo tierra

y a las puertas de un cementerio.

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JULIO CORTÁZAR