No hay palabras para descifrar tus nudos cerebrales,
todo se hace árido y difícil,
y un exabrupto de los tuyos y todo se oscurece
y se pone el sol y se esconde la luna
y hasta las hormigas se encadenan unas a otras,
y para no tener que salir al espacio de una en una...
Hasta yo mismo me pongo a temblar
y sufro y lloro
y juro y por mi vida,
que no te volveré a ver más
y al oír el primer zumbido de tus alas,
volveré a involucionarme en mi seno
y me haré ovillo y concha,
seré placenta que hiberna hasta la primavera que viene.

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