Ante la ley, un niño; efebo por sus años,
en su cerebro anidan los malsanos deleites;
encadenado al vicio y del placer esclavo,
del mal y la mentira es la imagen viviente.
Maestro en el engaño desde que abrió los ojos,
voluble como el viento, espíritu alocado;
sus víctimas, mujeres; juguetes, los amigos,
para el mundo un anciano, en la escuela, un muchacho.
El largo laberinto de oscuras tentaciones
para Damoetas es carrera sin obstáculos.
Conflictos y pasiones le sacuden sin tregua,
y apurando hasta el fondo la copa del pecado,
saturado de vicio destroza las cadenas
que ayer fueron su gloria y hoy su castigo amargo.

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