Somos haces de plumas envejecidas, silencio,
Templos donde la paciencia nos arrulla,
Somos la piel del oasis que está a cierta distancia del olvido,
Los derrames de un sol que se zambulle en nuestras frentes.
Venimos pegados, nuestras lenguas rastrean las estatuas en ruinas del sonido.
Venimos de a dos, avasallando el grito de la desolación y los planetas,
Vigilándolos, como en un réquiem la tiniebla.
Vamos hacia los tormentos de dios en época de ruinas.

No hay comentarios:
Publicar un comentario