EL DORSO DE MIS DEDOS

 


No he hecho otra cosa

que fijarme en el dorso de mis dedos.


Son marrones y un poco peludos.


Tienen millones de manchas

algunas, son oscuras como la noche

 otras en cambio, son pálidas y casi blancas.


Los nudillos son huesudos y marcados

parecen sólidos y fuertes

aunque yo sé

que a éstas alturas están un poco apolillados.


Las arrugas enseñan su marca como aquél que dice

"la arruga es bella".


Los dedos se mueven ágilmente por el teclado

y  pocas veces dudan y tiemblan,

son férreos,

son sensatos,

y son originales...

tienen sus propias deformidades

y hasta tienen su  propia estrategia,

unos han nacido para ser ágiles y rápidos

y los otros para ser sus ayudantes.


Al final,

el dorso de mis dedos,

es hermoso

y me encanta como se marcan sus venas

y como se esculpen sus tendones.

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JULIO CORTÁZAR