No duelen tanto las palabras.
Duele más:
La eterna mirada de odio.
El olvido que hay en tus ojos.
La turbidez de tu mirada.
El pluscuamperfecto exagerado.
El brazo compasivo por el hombro amigo.
El chasquido de dedos denotando quién eres.
La ira clavada en tus entrañas.
El beso de judas.
El abrazo de un mentiroso.
Y el perdón del que nunca te ha perdonado
ni te perdonará, nunca.

No hay comentarios:
Publicar un comentario