UN DÍA ESCRIBÍ AL AIRE

 

Un día escribí al aire

y me contestó una paloma

que tenía cara de buena persona.


Yo en principio

no me lo creí,

la vida me había enseñado a ser desconfiado

y por eso me armé como mejor pude

y estaba todo dispuesto a dar guerra

y si hacía falta

con otras palabras más nuevas.


Pero en éstas

me volvió a decir algo,

que nunca logré entender,

pero sólo viendo el movimiento de sus voluptuosos labios

me sentí como desnudo y desarmado.


Y entonces,

entré a trapo

y me hice topo y ciego

y me vino la fiebre del oro

y la locura del loco enamorado

y fuimos felices y comimos perdices...

hasta que un día

todo se derrumbó como un castillo de arena

y me volví loco de nuevo

pero ésta vez me volví loco de pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR