No puedo entender el dolor gratuito
o el dolor que uno se regala a latigazos
y como castigo o como celebración de algo indefinido.
Puedo entender el dolor
sorpresa o el dolor sorprendido
y hoy me duele hasta el occipucio
y mañana
me he quedado sin ganas de que nada me duela.
Puedo entender el dolor de alma
y de que crujan todas fibras
y de que se abran todas sus venas
y mientras esa gran herida sangra al libre albedrío
sangrarán tus sentimientos
y seguramente
como ríos desbordados.
Pero una vez en que todo se ha vaciado
viene la sequía de los sentimientos
y no sientes ni padeces
ni al aire te afecta
ni el viento te altera
ni la mierda te sabe.

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