Pesadillas Anoche soñé con una lechuza. Soñé que extraños entraban en la casa. Soñé que un íncubo se sentaba sobre mi corazón. ¿Qué es un íncubo, madre? Una gárgola de piedra. Una incertidumbre. Soñaba, cada noche, que estabas atrapado en la cabina de un crucero. Desde tu cabeza había una distancia de tres botellas de agua mineral pequeñas hasta los cuatro muertos apilados en la litera de arriba. Soñaste con un dron, que bailaba frente a vos como un colibrí en cortejo de apareamiento. Soñé que tenía sed y no había ríos en el mundo. Soñé que hablaba cuchillas que al salir de mi garganta me partían en dos. Me vi empujando a mis hermanos a un abismo. Pensé en esas personas que se mueren durmiendo y todos diciendo: se murió tranquilo, feliz. |
PAULA CANTARERO
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