TODO AQUELLO...

 

Todo aquello que era mío

o que yo pensaba que era mío

y porque de un grano de arena

hacemos una gran propiedad,

pues todo aquello

allí se quedó

se quedó en la vereda del bien y del mal,

entre comillas o entre la cuneta de una y otra orilla

y es verdad, 

que a veces la luna

se enciende detrás del mar

y que la noche te atrapa

con su colmillo de negro de azabache

que al final

 se te clavará en la retina como un punzón en el hielo.

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JULIO CORTÁZAR