ESTIGMA
Si alguna vez
fuera ese atardecer
que nunca llegó,
no habría nada
más vertiginoso que
la brevedad
del escalofrío,
de la mano expuesta al milagro,
del ansia.
Si pudiera asomarme al vacío
de ese redondo cielo
y a la desgana
de la nube solitaria,
recordaría mi antiguo nombre.

No hay comentarios:
Publicar un comentario