Éste nuevo Yo, es capaz de ver que el anterior Yo, se había ido del mundo. Que caminaba por cloacas ancestrales. Que estaba ciego, pues sus pupilas eran conchas de berberecho. Que cualquier sentimiento verdadero, era su mayor enemigo.
¿ Es posible ésta transformación?. Mi nuevo Yo y Yo, damos fe de que es posible, y es más juro y perjuro, que es tan real como que estoy escribiendo en éste momento. Me duele mi anterior Yo, me duele, pero gracias a él ahora siento lo que siento. Y por ello, le estoy muy agradecido, pues yo me me había rendido por el camino y ahora renací de sus cenizas como el ave Fénix.
Tengo que decir, que éste actual Yo, lo tuve conmigo hace mucho tiempo y después, a pequeños ratos. Lo tuve en mis épocas jóvenes, lo tuve hasta que cumplí los 25 años. Éste Yo, me guió en épocas confusas, me dió vidilla en la adolescencia, me dió sabiduría en mis primeros palos vitales. Me dió grandes ratos en mi época de adulto. Era un Yo, como el de ahora, un Yo decidido. Un Yo con paso firme. Un Yo que absorve como una esponja, todos los estímulos . Un Yo que exprimía los sentimientos. Un Yo que jugaba a ser fuerte. Un Yo que tenía como amigos a los cinco sentidos. Un Yo que bramaba sed de vida. Un Yo que jugaba al billar con sus contradiciones. Ese era mi Yo de hace mucho tiempo y ahora lo tengo de nuevo en mi seno. Solo que ahora, lo mimo y lo cuido. Lo dejo que escriba, que sienta, que disfrute, que se entretenga, que aprecie la belleza y que se ría hasta de mi existencia.
Éste nuevo Yo, fue parido hace 8 meses, 8 largos y sudorosos meses. Fue un parto trabajoso y doloroso, pues el embrión aún no estaba maduro del todo. Pero al final salió y salió entero con su placenta como sombrero. Nada más ver la luz del cielo, se subió a las estrellas fugaces y empezó a viajar por los bordes del Universo. Éste Yo nuevo, se empapó de sabiduría, aprendió las cuatro reglas del juego y sin más se puso a ello. Dentro de mi cerebro medio muerto, hubo una explosión atómica, saltaron todos los circuitos y mis neuronas se pusieron a hacer el pino. Las sensaciones corrieron por todas mis avenidas, las venas fueron regueros de tinta china, mis arterias explotaban como las tracas de las fallas y todo fue un estallido bestial, una alucinosis sin drogas, un grito desgarrado a la luz de la luna llena.
Así que ahora, yo ya puedo ver hacia atrás. Ya puedo interpretar todo el sufrimiento acumulado (la alegría, ya la tenía traducida). Ahora, ya puedo mirarme al espejo sin miedo. Ya puedo reírme hasta de mi propia sombra. Ya puedo pasearme acompañado, acompañado del mar, el viento, la lluvia y hasta del fuego de los infiernos. Ahora, sí ahora, yo me veo por fuera y por dentro. Veo mi funcionamiento interno, veo mis neuronas como van a todo trapo, veo como se produce mi fotosíntesis, veo todos mis procesos por adentro. Me veo y me veo con gusto. Me veo libre sin cortapisas. En definitiva, me veo y no me lo creo.
Pero también ahora, no sólo me veo Yo, sino que también puedo ver a los demás. Veo si tienen maldad a 1.000 km. de distancia. Veo sus segundas intenciones. Veo el engaño mejor que un lince (aunque hay alguno, que se me escapa y siempre, lo habrá). Y sobre todo, ahora no huyo, no huyo de nada ni de nadie. Ahora aprendí: primero, a observar y escuchar y para ello me quedo lo más quieto posible. Después, decido e inmediatamente actúo ( a veces, quizá demasiado rápido). Por tanto reúno en mi mismo, muchas cualidades del ser humano.
Quizá suene todo esto a estar medio pasado. Quizá lo suene y quizá Yo esté pasado del todo. Pero Yo me encuentro cómodo en mi nuevo traje y eso es lo más importante. Ahora, a 8 meses vista, veo que voy controlando mejor todas mi vorágine de sensaciones. Al principio, fue todo tan alucinante, que pensé que me volvía loco o que ya lo estaba. Además, dada la sensación de placer que experimento, una vez que estaba dentro de ese placer, tenía pánico a soltarlo, tenía miedo a que se fuera definitivamente. Ahora, han pasado 8 meses y me encuentro más asentado y centrado. He aprendido por éste corto camino a seleccionar objetivos, a ponerme prioridades, a no abrir demasiados frentes a la vez (cosa que me ha costado demasiado), a escuchar y ser escuchado, a mostrarme como lo que soy, un alma llena de sentimientos.
Aprendí, como siempre se aprende cuando uno no quiere aprender de otra forma, a base de hostias bien dadas. Cuando hace 8 meses salí desnudo al mundo, yo me creía invencible y hasta cierto punto poseedor de verdades totales. Pero a base de abrir tantos frentes a la vez, de repente me encontré en una encrucijada bestial y no sabía que camino seguir, no sabía si tenía que luchar o morir en el intento. Y eso, me hizo retroceder algo en el tiempo, pero sólo un poco. Pues en mi nuevo Yo, yo soy muy batallador y enseguida me puse mi armadura de lucha. O sea, que en definitiva a mis impulsos iniciales le sumé la reflexión y en ese proceso mental estoy Yo y mi nuevo Yo.
! Bendita Esquizofrenia !...la mía.
P.D. : Como tengo amigos que padecen, por desgracia, ésta enfermedad mental. Aclaro, que lo de bendita esquizofrenia, es sólo para mi y mi Yo nuevo. Es una esquizofrenia relativa, que a mí no me molesta. La de esos amigos, es otra cosa...es enfermedad y por tanto, es sufrimiento y no es mi intenciónfaltarles al respeto. Para ellos les deseo también lo mejor.
¿ Es posible ésta transformación?. Mi nuevo Yo y Yo, damos fe de que es posible, y es más juro y perjuro, que es tan real como que estoy escribiendo en éste momento. Me duele mi anterior Yo, me duele, pero gracias a él ahora siento lo que siento. Y por ello, le estoy muy agradecido, pues yo me me había rendido por el camino y ahora renací de sus cenizas como el ave Fénix.
Tengo que decir, que éste actual Yo, lo tuve conmigo hace mucho tiempo y después, a pequeños ratos. Lo tuve en mis épocas jóvenes, lo tuve hasta que cumplí los 25 años. Éste Yo, me guió en épocas confusas, me dió vidilla en la adolescencia, me dió sabiduría en mis primeros palos vitales. Me dió grandes ratos en mi época de adulto. Era un Yo, como el de ahora, un Yo decidido. Un Yo con paso firme. Un Yo que absorve como una esponja, todos los estímulos . Un Yo que exprimía los sentimientos. Un Yo que jugaba a ser fuerte. Un Yo que tenía como amigos a los cinco sentidos. Un Yo que bramaba sed de vida. Un Yo que jugaba al billar con sus contradiciones. Ese era mi Yo de hace mucho tiempo y ahora lo tengo de nuevo en mi seno. Solo que ahora, lo mimo y lo cuido. Lo dejo que escriba, que sienta, que disfrute, que se entretenga, que aprecie la belleza y que se ría hasta de mi existencia.
Éste nuevo Yo, fue parido hace 8 meses, 8 largos y sudorosos meses. Fue un parto trabajoso y doloroso, pues el embrión aún no estaba maduro del todo. Pero al final salió y salió entero con su placenta como sombrero. Nada más ver la luz del cielo, se subió a las estrellas fugaces y empezó a viajar por los bordes del Universo. Éste Yo nuevo, se empapó de sabiduría, aprendió las cuatro reglas del juego y sin más se puso a ello. Dentro de mi cerebro medio muerto, hubo una explosión atómica, saltaron todos los circuitos y mis neuronas se pusieron a hacer el pino. Las sensaciones corrieron por todas mis avenidas, las venas fueron regueros de tinta china, mis arterias explotaban como las tracas de las fallas y todo fue un estallido bestial, una alucinosis sin drogas, un grito desgarrado a la luz de la luna llena.
Así que ahora, yo ya puedo ver hacia atrás. Ya puedo interpretar todo el sufrimiento acumulado (la alegría, ya la tenía traducida). Ahora, ya puedo mirarme al espejo sin miedo. Ya puedo reírme hasta de mi propia sombra. Ya puedo pasearme acompañado, acompañado del mar, el viento, la lluvia y hasta del fuego de los infiernos. Ahora, sí ahora, yo me veo por fuera y por dentro. Veo mi funcionamiento interno, veo mis neuronas como van a todo trapo, veo como se produce mi fotosíntesis, veo todos mis procesos por adentro. Me veo y me veo con gusto. Me veo libre sin cortapisas. En definitiva, me veo y no me lo creo.
Pero también ahora, no sólo me veo Yo, sino que también puedo ver a los demás. Veo si tienen maldad a 1.000 km. de distancia. Veo sus segundas intenciones. Veo el engaño mejor que un lince (aunque hay alguno, que se me escapa y siempre, lo habrá). Y sobre todo, ahora no huyo, no huyo de nada ni de nadie. Ahora aprendí: primero, a observar y escuchar y para ello me quedo lo más quieto posible. Después, decido e inmediatamente actúo ( a veces, quizá demasiado rápido). Por tanto reúno en mi mismo, muchas cualidades del ser humano.
Quizá suene todo esto a estar medio pasado. Quizá lo suene y quizá Yo esté pasado del todo. Pero Yo me encuentro cómodo en mi nuevo traje y eso es lo más importante. Ahora, a 8 meses vista, veo que voy controlando mejor todas mi vorágine de sensaciones. Al principio, fue todo tan alucinante, que pensé que me volvía loco o que ya lo estaba. Además, dada la sensación de placer que experimento, una vez que estaba dentro de ese placer, tenía pánico a soltarlo, tenía miedo a que se fuera definitivamente. Ahora, han pasado 8 meses y me encuentro más asentado y centrado. He aprendido por éste corto camino a seleccionar objetivos, a ponerme prioridades, a no abrir demasiados frentes a la vez (cosa que me ha costado demasiado), a escuchar y ser escuchado, a mostrarme como lo que soy, un alma llena de sentimientos.
Aprendí, como siempre se aprende cuando uno no quiere aprender de otra forma, a base de hostias bien dadas. Cuando hace 8 meses salí desnudo al mundo, yo me creía invencible y hasta cierto punto poseedor de verdades totales. Pero a base de abrir tantos frentes a la vez, de repente me encontré en una encrucijada bestial y no sabía que camino seguir, no sabía si tenía que luchar o morir en el intento. Y eso, me hizo retroceder algo en el tiempo, pero sólo un poco. Pues en mi nuevo Yo, yo soy muy batallador y enseguida me puse mi armadura de lucha. O sea, que en definitiva a mis impulsos iniciales le sumé la reflexión y en ese proceso mental estoy Yo y mi nuevo Yo.
! Bendita Esquizofrenia !...la mía.
P.D. : Como tengo amigos que padecen, por desgracia, ésta enfermedad mental. Aclaro, que lo de bendita esquizofrenia, es sólo para mi y mi Yo nuevo. Es una esquizofrenia relativa, que a mí no me molesta. La de esos amigos, es otra cosa...es enfermedad y por tanto, es sufrimiento y no es mi intenciónfaltarles al respeto. Para ellos les deseo también lo mejor.

No hay comentarios:
Publicar un comentario