APOYAR


 No queda otra que remar a contracorriente y río arriba y  hasta que se te caigan los dientes. No queda otra y porque no nos dan a escoger entre la una y la otra. O luchas o te mato o te hiero y poco a poco te voy desangrando por esa herida abierta. No hay compasión con el más débil cuando se está en plena guerra, es muerte o victoria y no hay punto medio. Algunos piensan que hay otras alternativas pausibles y yo, para mi desgracia, soy uno de ellos. Soy de esas personas bienpensantes que se dejan llevar por su corazón desbordante. Y ese optimismo tan vitalista y sensible, te puede traer consecuencias negativas hacia tu persona (de ahí, lo "para mi desgracia") y porque en un mundo concebido para las guerras más letales e inhumanas, que pintan en el medio los seres que quieren lo contrario. Las guerras hay que denunciarlas, pero también hay que saber apoyar al débil en esa batalla. Apoyar al débil y condenar las guerras y esa es mi postura de andar por la vida.

Apoyar al débil, es apoyar un montón de cosas: al oprimido, al explotado, a la mujer maltratada, al diferente que es despreciado socialmente y una larga cadena sin fin que nunca dejará de funcionar y porque hoy tendrás que apoyar una cosa y mañana te tocará, apoyar a la otra. El mundo y la vida se mueven a base de contradicciones que a su vez, nos harán tomar decisiones, que a veces serán acertadas y que otras veces, no lo serán tanto. Pero si no tomas esas decisiones, el mundo no se moverá de la misma manera ni se moverá a la misma velocidad. Mis decisiones, no fueron todas correctas y porque admito el fallo, el desacierto, la metedura de pata y el incumpliento de lo pensado previamente. Yo no busco, lo completamente perfecto y porque vamos a ver...¿como un ser imperfecto, como lo soy yo, va a buscar la perfección en los demás?.

Yo me quiero tal y como soy. Y hacia los demás, debo ser igual de comprensivo, aunque claro está, algunas imperfecciones me dan por culo. No soporto la deslealtad del falso amigo, ni el engaño piadoso del que dice que te quiere apasionadamente, ni la persona que quiere manejar los hilos de tu vida, ni el despreciable déspota, ni el maltratador de personas y animales, ni el cínico sibilino que mientras te sonríe, al mismo tiempo, está pensando en como clavarte un puñal por la espalda. Ni al que explota a otras personas o niños. Ni al que te juzga por ser diferente. Ni al que te escupe en la cara o al que habla mal de tí a tus espaldas.



















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JULIO CORTÁZAR