Decía mi madre
las cosas se hacen o no se hacen
(he aquí, una muestra filosófica de andar por casa).
Las cosas se hacen si tú las haces
y nada de dar otras versiones camufladas de disculpas,
que las hay y son abundantes,
es que no pude, es que no me dejaron,
es que vino alguien y me jodió lo que estaba haciendo
o empecé con mal pie y ese día anduve a trompicones.
Decía mi madre que
que las cosas se hacen o no se hacen
y que razón tenía mi madre
si quiero hacer algo tendré que mojarme
y si no quiero hacerlo
hay que saber decir que ¡no!
NO en mayúsculas,
no de no y porque no quiero,
no es no y es igual a no
y no voy a salir del no
y si con ello no llega,
habrá que dar un fuerte golpe en la mesa,
con autoridad, contundencia y alevosía,
golpe seco, duro y hasta que te duela la médula de los huesos,
NO es NO
y cuando entenderemos los hombres machos cabríos
que NO es NO
y que no hay un NO pero sí,
es muy fácil de entender
NO es NO
y SI es SI.
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