Que me pasa a mi,
que no le pasa a los demás,
acaso... yo soy un ser extraordinario,
o soy un ser diferente y extraño,
o son los demás,
los van por el camino equivocado.
Porque yo me veo todos los días la cara,
y os aseguro que no me salen cuernos,
ni los incisivos superiores me crecen en exceso,
ni mi cara se elonga en forma de hocico,
ni siquiera se me nota la ira y la rabia que llevo dentro,
ni rosmo, ni ladro, ni muerdo
ni siquiera babeo espuma por mi boca.
Por tanto concluyo:
yo soy una persona normal,
aunque no carezco de defectos,
pero estos van dentro de mi status,
y tampoco tengo fecha de caducidad,
pues que yo sepa,
aún me queda mecha para rato.
Será acaso que yo soy el ser humano,
y que los demás son falsas apariencias,
será eso, no lo sé,
pero yo no me fío de nadie,
por no fiarme, yo no me fío ni de mi mismo,
y si me pasa eso,
y en el espejo veo mi humanidad al desnudo,
me pregunto, porque los demás
no pueden ser lobos con piel de cordero.
O hay alguien que ose decirme lo contrario,
ni espero que nunca nadie lo diga,
ni espío a través de cerraduras,
ni soy un cura confesor de pecados,
y entonces... ¿que coño voy a saber yo
de lo que hacen y quieren, los demás?.
Lo único que sé de la raza humana,
es que a éste ritmo tan destrutivo, le queda poco,
tan poco, que no hay esperanza de vida,
sólo queda ponerse a la cola,
a la cola del que espera entrar
en la boca negra y profunda del averno.
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