Tengo un trocito de alma negra,
un trocito muy pequeño y diminuto,
aunque a veces tiene el poder de dominar mi ser,
y sale la maldad infinita con inusitada fuerza,
la maldad más profunda y la más retorcida,
y brotan y crecen
mis peores pensamientos,
mis miedos y paranoias,
mis temores y mis pérdidas más sentidas,
y eso hace que diga lo que no quiero decir,
y que de mi boca salgan sapos y culebras
menos mal que al llegar la noche
el arrepentimiento me acoje,
y duermo con él y lo mezclo con mis sueños,
y siempre me despierto
en medio de una noche de tormenta,
con el atroz ruído del trueno,
y con el alucinante destello del rayo.

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