Estábamos muy cerca
y unos cuantos metros más.
Había mañanas que al despertar
y abrir la ventana
me inundaba ese aroma tan tuyo.
Claro que después te llamaba
con mi voz interior
y el silencio a su vez,
me respondía con su voz muda.
Hay días
que me imagino que nos encontramos
y cuando, como ahora,
ya nada tiene sentido
ni siquiera quedan cenizas de aquella hoguera.
Algo peligroso es y lo digo, por mi maldad
seguro que te buscaría las cosquillas
te vería más vieja y más acabada
y para demostrarme a mi mismo
que conmigo no hubieras envejecido tanto.
En realidad
también es verdad
y una vez más queda demostrado
que hay consuelo
hasta en el mismo desconsuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario