LA GENTE

 

Me quedan menos de dos meses para jubilarme de una puta vez por todas. Tengo 69 años y me jubilaré con 69 años y 4 meses. Y bueno, mi objetivo era llegar hasta los 70 años y por motivos de pasta y por ajustar un poquito mejor las cosas, que para nuestra desgracia, suelen ser económicas. La pasta, la puta pasta. Pero bueno, llegué a los 69 y dije esto, se acabó. No tengo físico ni motivación suficiente para seguir en éste trabajo y sin motivación, no se debe trabajar y si el nivel físico tampoco te da, pues doble motivo para dejarlo. Trabajo de médico y me siento orgulloso por el trabajo realizado, pero en ésta vida todo sufre su desgaste y por eso digo y concluyo, que estoy de la medicina hasta los huevos. No me considero médico para sentirme un salvador del mundo y como algunos le llaman, por un asunto altruísta que determina que tu vida está en su mayor parte, dirigida hacia la medicina y hacia salvar vidas por encima de todo. Que en parte también lo está y por eso por ejemplo en el peor momento de la pandemia estaba a mis 63 años dando el callo, cuando por edad, diabetes e hipertenso (todas, causas excluyentes para trabajar en aquellos momentos de pánico), podría estar cómodamente en casa y mirando como se iban muriendo personas. Pero en todo eso, siempre he sido así, así de solidario y demostrando en mi práctica diaria habia que estar al pie del cañón. Pero a todo esto...¿alguien me lo ha agradecido?, pues no y en tal caso, sólo me lo he agradecido yo mismo.

La gente y las personas son como estrellas fugaces y te aplauden cuando están acojonadas y al día siguiente y cuando el asunto ha mejorado, se olvidan hasta de como te llamas. Memoria selectiva, le llaman algunos. Y yo le llamo, la memoria del miedo y por eso no les gusta tener que recordar aquellos malos momentos. Pasó la guerra y pasó la miseria y el hambre y se olvidan del porqué se empezó esa guerra y el porqué se pusieron de perfil cuando las personas se mataban entre sí. La gente es así y ya sé y menos mal, que no todos somos iguales y que hay gente que merece y vale la pena. Por tanto, yo me pregunto, si la mayoría de la gente es así, porque yo que soy muy poco pero algo soy, que fuerza que me retiene para no ser como ellos. Esto me recuerda, que cuando vivíamos en épocas de la burbuja inmobiliaria, salían nuevos y pretenciosos ricos que se reproducían como conejos. El nuevo rico se compraba el mejor coche, un gran yate para salir al mar algún fin de semana, la casa en donde vivían tenía que tener por lo menos 10 habitaciones y una inmensa piscina que diera a la calle y para dar envidia a su vecindario. Claro que más tarde, vino la crisis y los malos y peores tiempos y entonces el nuevo rico ahora medio arruinado, volvía a hablar del pueblo, de la solidaridad y de la humanidad y que no había ningún derecho a que solo pagaran la crisis los nuevos ricos ( y como si los demás no existiéramos).

La mayoría de la gente cambia de parecer a según de donde venga el viento y si el viento le es favorable pues nada, que adelante y si viene viento en contra, ellos mismos se harán las prinipales víctimas. La gente dice que aprende de las malas y peores situaciones y ustedes me perdonarán pero no estoy nada de acuerdo y porque la historia me da la razón y de una guerra se pasó a otra guerra y más adelante se montaron otra y otra y así estamos y seguimos en guerra casi perpetua. Yo considero que ahora volvemos estar en fuera de juego, algunos y entre los que me encuentro, pensamos que la guerra es una mierda y que está montada para se hagan más ricos los que ya lo eran y mientras la población de los cementerios aumenta exponecialmente. Y no sé porqué, pero siempre son los más pobres y menos pudientes, los que van ocupando los nichos.

















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JULIO CORTÁZAR