Mi historia vital ...



 Que nadie piense que soy un tío impertinente o que lo piense, si quiere y tiene ganas y porque en el fondo me da igual lo que se piense de mí. Pero para mí, no lo soy. Intento adaptarme al medio en el que vivo y pernocto. Intento ser buena persona y a la vez intento decir las cosas a la cara, pero ese intento arrastra sus propias consecuencias y a veces me paso dos pueblos y medio. Mi intención más primaria es no hacer daño a nadie, pero tampoco me gusta ir de santurrón y perdonándolo todo y porque hay cosas que no tienen perdón. A veces me siento hormiga dentro de un hormiguero donde conmigo conviven millones de hormigas y por eso me siento uno más de la gran manada. A veces me disfrazo de tío valiente y aguerrido y quiero dar el pego con ello. Otras veces me siento un tío inmaduro que vive la vida a cara y cruz y no sé medir el riesgo que tienen algunas decisiones que tomo y por eso, esas veces tengo la sensación de que estoy metiendo la pata. Me siento un tío vitalista y amo la vida hasta la extenuación y eso no quiere decir que sea un feliz bobalicón que a pesar de que de vez en cuando alguien me putee, que yo lindamente le ofrezca mi otra mejilla. Como decía el otro, yo no olvido y me cuesta un huevo el perdonar los desplantes de alguien y las malas palabras hacia mí de otros. Disfruto y mucho de lo que veo, de lo que toco y de lo que imagino.

Mi historia vital está por contar, pero no por ello voy a escribir un libro autobiográfico y porque no me apetece contar algunas cosas y porque ahora mismo no sabría como contarlas. Supongo que todo en ésta puñetera vida que nos ha tocado vivir, tiene un guión y una propia estructura para descibir semejante relato. Hay cursos y talleres para ello y bueno, hasta cierto punto triunfan y porque a todo el mundo les gustaría poder contar su propia y puta vida. Pero ya véis, en éste mismo momento yo soy la excepción a la regla, aunque no niego del todo, que algún día me de por ahí. A esos cursos y en su mayoría se apunta gente o personas que suelen pensar que su vida es superinteresante. Y a lo mejor y eso suele pasar, su vida no es tan interesante como ellos creen o quieren creer y suelen ser personas de cierta edad (entre 50 a 60 años) y porque como empiezan a ver que el tiempo se les va  acortando, se quieren compensar dándose un autobombo hacia su persona. Y porque sino lo hacen...¿cuando lo van hacer?. A mí me está pasando lo mismo y sólo me diferencia que ahora no me apetece contar mi vida y con todos sus detalles.




















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JULIO CORTÁZAR