Yo no espero nada que más de lo que espero.
Es decir,
espero solo parte de lo que siempre esperé,
un poco de reconocimiento,
otro poco de apoyo
una guinda de cariño
y un pastel de carne, amor y hueso.
Yo en mis tiempos
esperaba demasiado de la vida
preciosos molinos de viento o de mareas
bellos atardeceres dorados
y amaneceres de oro y plata
y tardes satinadas por la bruma de mis días.
Pero la vida me fue enseñando
a esperar menos de todo,
los molinos fueron de viento y fuego
las mareas se marearon sobre si mismas
y algunos atardeceres fueron agrios y grises
y tal y como en esos momentos,
era mi vida.
De todas formas
la hierba siguió creciendo
la lluvia siguió su curso
y mis ideas siguieron fluyendo
y ahora, mi vida es otra,
ahora no pido amor desmedido
y me consuelo
con algo de cariño
y acompañado de una sonrisa en tu boca.

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