No hay peor estímulo
que el aburrimiento del día a día
que la desidia o la falta de ganas de vivir
de que los días pasen sin más historia
de que por la mañana no sepas lo que quieres hacer el resto del día
de que por la tarde estás deseando que llegue la noche
y que al llegar la noche
no hagas balance de lo que hiciste y dejaste de hacer.
No hay peor historia
que los días pasen en balde
que ni siquiera te remuerda la conciencia
que te acoples al vacío de tu alma y de tu mente
que te dejes llevar por la corriente
que tu piel se transforme en plástico
y que los sentidos que antes tenías
y que de ello tanto presumías,
se te hayan convertido en corcho.
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