JUBILETA

Hoy es miércoles día 11 de Junio del 2.025. Y comienzo por aquí y para situarme un poco, pues si ya me perdía antes (cuando aún curraba) ante esa rápida secuencia de los días, pues ahora que estoy jubilado ¿qué os puedo contar?. ¿Qué hoy es miércoles?...pues me da exactamente igual y como si fuera lunes, sábado o domingo. Vale una se va liberando de cosas banales que en su día tuvieron su importancia y porque el tener que currar marcaba la pauta de tu vida y eso te hacía pensar en que se acercaba el fin de semana o que era lunes y tenías toda la semana por delante. Ok, superado eso, ahora me enfrento a otros quehaceres y preocupaciones, pues no vayamos a pensar que ser un jubileta, tengo que dejar de lado mis preocupaciones y luchas interiores y al mismo tiempo, dejar de lado toda la mierda de mundo que nosotros mismos nos hemos creado. Como diría el otro, ahora tengo más tiempo para pensar en todas esas cosas y como no tengo nietos y prefiero no tenerlos, pienso que el camino ya está marcado y seguiré pensando en todas las miserias que hay en la tierra, en mis propias miserias y en todas las alegrías que he vivido y las que me tocan por vivir. Yo entiendo el entusiasmo que depositan algunos en ser abuelos o abuelas y lo entiendo porque ese es un sentimiento muy humano, pero como yo tengo esa parte tan inhumana que me identifica, no quiero estar cambiando pañales, ni hiendo al parque a sentarme en un banco y comprar un helado para cada nieto. Y ya sé que ridiculizo demasiado, pero es que la otra parte que es la más humana o sea, la ternura, el cariño, la sonrisa y caricia de un niño...toda esta parte es mi verdadera debilidad.

O sea, que sumando, restando y multiplicando el resultado final me sale del otro lado de la balanza y prefiero seguir solo y creo (y porque nunca se debe decir), que hasta la muerte me lleve al otro barrio. La tarde de hoy, es una tarde tórrida del mes de Junio y estoy de ventanas abiertas y para intentar que penetre por ellas la brisa del mar, pero como casi no hay brisa y la poca que hay es tan húmeda como si estuvieras en medio de una marisma, pues más calor entra por la ventana. Pero es que no quiero seguir tirando tanto del aire acondicionado, pues ahora soy un jubileta con todas sus letras y eso es equivalente, a gastar menos, pero muchísimo menos y porque tu nómina se ha quedado en una caricatura de lo que era. Pero aún así y todo, yo no me quejo y en cambio me adapto a mis circunstancias. Y además ¡qué remedio me queda!.














No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR