Si ahora mismo me dices
que me sigues queriendo
cojo mis cuatro bártulos
y aterrizo delante de tu puerta.
Y hasta ahí es hasta donde dura este cuento
tan bonito y tan hermoso.
Vamos a ver
yo estoy seguro que nos seguimos queriendo
pero el querer no lo es todo
aunque en nuestra imaginación, sí lo era
en mi sueño, tu eras la mujer perfecta
y yo era un ser incompleto y porque estaba en fase de activarme
en la cama, éramos dos niños que jugaban a ver quién quería más
y por la mañana y cuando el sol nos daba en la cara
éramos dos faros iluminados en medio de un cuarto.
Pero llegó la puta realidad y como una daga afilada
nos volvió a partir en dos partes
una, se fue contigo y volvió a su sitio
y la otra, que era la mía,
me la traje conmigo
y ahora aún la sigo teniendo en la mesilla de noche.

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