Resulta que ahora (año 2.015), a lo mejor me tengo que comprar un coche y eso me toca los cojones. Estoy en esa fase de lucha, en la que quieres rescatar tu viejo coche pero que a base de averías y a golpe de talonario, te hace bajar a la puta realidad. Y aquí en donde vivo, el coche es más que fundamental. Tendemos a pensar que en los sitios pequeños, no hace falta coche. Pues no señor es totalmente al revés, pues el transporte público es muy escaso y falla más que una escopeta de feria. Además que es caro, pero bueno es una característica más de ésta Isla, el que todo está encarecido.
Es caro vivir en un trozo de piedra en medio del mar Mediterráneo y todo por culpa de vivir casi en su totalidad del turismo. Hay algunas cosas más (calzado, bisutería...), pero son pequeñas y aportan poca cosa. El tema va de vivir en un paraíso natural y la verdad, que en una buena parte lo es, pero que en otra, vives de la belleza natural o mal vives de la belleza natural. que te rodea Aquí todo es caro, porque al parecer deben traer la comida en yates de lujo y entonces, las tasas y aranceles se disparan de tal manera que los precios se ponen por las nubes. Pero bueno, ya se sabe que de un pepino puedes hacer tres y de un tomate, una rica ensalada de tomate, un zumo de tomate y de lo que quede, tomate frito para el día siguiente.
Si es verdad, que a todo te acostumbras o te haces o te adaptas a lo que hay, pero eso no quiere decir, que el bosque no te deje ver los árboles. Que hay que sobrevivir, pero ya lo dice la palabra, sobrevivir, que no es igual que vivir o que vivir más o menos bien. Claro que después de este pensamiento tan economicista, te das una vuelta por los maravillosos alrededores y ya se te pasa todo el cabreo. Por tanto, es verdad que uno también se alimenta de la belleza paisajística, que parece que no, pero llena más de lo pensamos. Pero al final, la belleza natural sale muy cara.
Ahora estoy en el año 2.025 y el coche tiene 10 años recién cumplidos y yo tengo 10 años más que el día en que escribí lo anterior y 10 años más se notan y ¡como se notan!. Hace 10 años era un bestia humana, escribía 16 horas al día, dormía 5 horas y curraba más que respiraba. Y ahora no hago lo mismo, dejé de currar porque me he jubilado, escribo una media de 3 a 4 horas al día, duermo bastante más y he dejado de ir a desayunar a mi querido bar de la esquina. Las cosas cambian y a pesar de que no te hayas enterado de como y porqué han cambiado.
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