La verdad es...es que no sé como comenzar para poder decir algo interesante. Me falta ese instinto asesino que sirve para saltar fronteras y para limpiarme el culo con sus banderas de trapo y por eso y solo por eso, tengo que esperar a que entre una ráfaga de aire que me libere de mis propias cadenas. Hoy llevo 3 días jubilado y no ha cambiado nada en mi vida y porque de alguna manera sigo pensando que un día cualquiera de estos, tendré que volver al tajo a currar. Pero no, siempre me digo, pero nunca más volveré a pisar una UVI móvil en mi vida, salvo y claro está, que yo sea el paciente. Pero como médico ya he cumplido y ahora estaba pensando en mi padre cuando se jubiló y le regalaron una mierda de reloj y una placa con su nombre y como señal de agradecimiento. El reloj y como ya tenía otro y además el suyo era mucho mejor, se quedó olvidado en su mesilla de noche y ¿la placa?...y la placa se quedó en la repisa de la chimenea y allí mismo fue olvidada. Yo sé que mis antiguos compañeros de trabajo me han comprado una especie de placa pero con forma de ambulancia y con mi nombre y no sé que más y en señal de agradecimiento por mis servicios prestados. Y yo no quiero ser faltón, pero que le voy hacer, si me pueden las ganas y cuando me la entreguen tendré que tragar saliva y poner una de mis sonrisas más falsas y porque por dentro de mis pensamientos, pondría a la placa ambulancia encima de la chimenea pero para que se quemara o se fuera derritiendo poquito a poco. Señores y señoras, dadme un abrazo grande y sincero y con eso me llega, aunque advierto que no se lo daría a todo el mundo y porque dada la altura en la que vivo y dado que ahora nadie me va a toser en la cara (aunque antes tampoco), a la fuerza tengo que ser y demostrar que soy sincero por encima de todo y eso me lleva a decir verdades como puños cerrados y de mis compañeros ¿a cuantos salvaría?. Quizá a dos tercios de ellos y esta cifra no está tan mal y eso quiere decir, que no lo he hecho tan mal con mis compañeros.
Yo no me siento viejo aunque sé que lo soy y además la solución es muy fácil, me voy al baño y me miro en el espejo y ahí podré comprobar que soy un viejo pellejo. Pero bueno, ahora te vas cruzando y de cada vez con más frecuencia con los que están como tú, jubilados. Y todos los que me voy encontrando me hacen un relato feliz de su nueva existencia y me describen un nuevo mundo feliz que aún tengo por descubrir, pero yo soy gallego y por tanto soy muy desconfiado y del cuento que en general me están contando no me creo ni la mitad, pero de alguna manera se sentirán obligados para hacer una narración positivista de la jubilación y porque de esa narración tan feliz les sirve para intentar mantener por encima de la media, su estado de ánimo. Es que para mí el tener que currar no era un castigo, ni me sentía agobiado por ello. Y entonces no siento tanto la diferencia entre lo uno y lo otro. Aparte que éste me parece un cambio venido a menos, digámoslo mejor, uno va sintiendo que le queda menos y entonces se consuela con el discursito que nos viene a decir, ahora vivo mejor que nunca. Y yo digo, vives mejor que nunca si tienes la suerte de poder hacerlo y disfrutarlo, ahora bien la carcasa está más vieja y eso debes de tenerlo en cuenta.

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