Domingo día 20 de Julio del 2.025


 Hoy es domingo día 20 de Julio del 2.025. Y ahora debía estar contento y porque se ha resuelto un mal entendido que me estaba haciendo mucho daño dentro de mis oídos y dentro de mi alma. Y como la suerte a veces está conmigo, con un gesto de paz por la otra parte, se asentaron las bases de un acuerdo que no está escrito ni está firmado, pero es que los acuerdos no siempre tienen que ser escritos y firmados por ambas partes y porque los acuerdos como las leyes cambian con el paso del tiempo y por eso hay que renovarlos o reciclarlos y con el fin que sean mejores y que se vayan adaptando al medio con la suavidad que en este caso, los dos nos merecemos. Los acuerdos son como convenios colectivos, pero en mi caso no necesito tener un papel que me diga lo que he aceptado, lo que he cedido, lo que he conquistado y lo que quedó en empate. Muchos acuerdos se cierran con una simple mirada o con una agradable sonrisa por las dos partes y no hace falta acabar ese acto, dándonos la mano uno a otro o sellar el acuerdo con dos besos o para celebrarlo del todo, que haya que irse a la cama los dos juntos. El sexo es el sexo y un acuerdo es un pacto entre dos personas y el sexo es un punto aparte que no tiene nada que ver con ese acuerdo. Aunque también hay otra forma de llegar a un acuerdo y es ese que empieza de esta forma..."mis abogados se pondrán en contacto con los tuyos".Y claro y aquí, hay que partir de la fantasmada de decir lo de mis abogados y eso me huele a farol y a chamusquina y porque la realidad es muy otra y porque casi no tienes para pagar uno y además, nuestro posible acuerdo no es un negocio para otras personas. Quiero decir que si yo nadara en pasta, igualmente nunca dejaría en manos de una manada de abogados buitres mis asuntos más personales. Lo mío es lo mío y lo tuyo es la tuyo, pero ni lo mío ni lo tuyo, es lo de otros señores que les importa un rábano al acuerdo al que lleguemos. Es más, muchos de estos abogaduchos de mierda, retardan el posible acuerdo y porque cuanto más se alargue ese proceso, ellos como buenas aves de rapiña que son, sacarán más pasta.

Por todo esto que acabo de explicar y por algunas cosas más y entre ellas está que todos somos personas humanas, deberíamos llegar a acuerdos bilaterales y que estén por escrito o no, ya depende de las dos personas que han llegado a ese acuerdo. Desde luego lo que es por mi parte, no quiero tener abogados por el medio y que ellos hablen por mi. Aparte que a éstas alturas de mi vida, no me sobra el dinero y porque simplemente ahora, soy un jubilado de mierda que cobra mucha menos pasta que antes, pero soy un ciudadano de clase A y por haber sido médico, tengo que reconocer que cobro mucho más que otros. Que eufemismo es ser de clase A y suena más a pilas que a otra cosa. Pero en fin, creo que me lo he currado lo suficiente para cobrar eso y mucho más. Yo creo que en este aspecto no puedo quejarme mucho, pero desde luego lo que tengo muy claro, es que no me voya rascar el bolsillo para que caiga en las manos de unas aves de rapiña. Además mi bolsillo tiene grandes agujeros y por donde se cuela una buena parte de mi pasta y por eso siempre tengo que estar controlando lo que gasto, como lo gasto, en que lo gasto y para como decía mi hijo pequeño, no entrar en bancarrota.

Por cierto, ahora mismo estoy vendiendo mi casa y ya sé que será un proceso relativamente largo y menos mal, que la venderé con todo mi disgusto, que lloraré antes de dejarla en otras manos, que me dará una pasta gansa y para así invertir en otra casa que tendrá que ser más comoda que ésta (tiene demasiadas escaleras) y mucho más pequeña (ésta tiene 330 metros cuadrados) y puedo bailar un vals por los salones y de paso por las habitaciones y los cuartos de baño. Pero bueno, yo era ocupante de un espacio limitado y vivo en una casa dentro de otra casa y mi espacio más o menos lo mantengo en condiciones aceptables, pero el resto de casa que sobra, se me hace más difícil de mantener y porque en definitiva volvemos al tema de la pasta y porque lo que no usas se estropea antes y hay que invertir un buen montón de pasta para su correcto mantenimiento. Yo me quedaría a vivir en ésta isla, pero la realidad me está diciendo que no, que tú irás donde vaya tu hijo pequeño y él será el que decida donde acabaré viviendo. Mi hijo pequeño que ya no es tan pequeño, tiene 26 años, pero es síndrome de Down y necesita tener sus apoyos, aunque por suerte o por gajes del oficio que sobre todo ha tenido su madre, está dotado de bastante autonomía.












 

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JULIO CORTÁZAR