¡YO!


Yo...
que estaba dotado de armas contra mis peores temores.
Yo...
que me sentía un ángel vengador
y a la vez, un alma en pena que estaba perdida
entre millones de almas en pena...
Ahora...
me veo en mi propio espejo
y parezco que acabo de salir de la neblina matutina,
mi poco pelo lo tengo gris y blanco,
mi piel es pálida como la leche recién ordeñada,
mis ojos están cubiertos de cataratas
y mis ideas se han oxidado por falta de uso
y exceso de humedad...
Yo...
que vivía pensando que después de ti,
vendría la nada,
me acabo de dar cuenta,
que después de ti vino la nada,
pero después del después...
vino una época floreciente,
vino el esplendor del renacimiento,
vino uno de los mejores amaneceres que he tenido en mi vida
y por eso ahora vuelvo a decir
¡Yo!.













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JULIO CORTÁZAR