DESAYUNO (Microrelato)

Hoy al ir a desayunar me he pillado a mi mismo, no sé como definirlo, pero viene a ser como en un renuncio. Eran sobre las 10 de la mañana y me fuí al bar a desayunar, los sábados y domingos me gusta desayunar fuera, pues bueno yo estaba tomando unos sobaos con el café con leche y entra un tío y se pide una cerveza sin plomo. A mi me  debía dar igual, pero no, me dió por verle la cara, que por cierto ya conocía, y observar una vez más el mapa de la rioja dibujado en su careto y esa nariz tan de bebedor que hasta tiene un nombre médico, el Rinofima, debe estar puesto por eso de que se parece a un rinoceronte, pues es nariz prominente y del color rojo tomate, más popularmente nariz de borracho.

              Y aquí empezó mi mal pensamiento, mi mala idea, y lo primero que me fijé fué en la hora y claro eran las 10 y pensé que a esa hora empezaba con una birra sin plomo y que a las 12 ya estaría tomando un gin tonic o sea que rédito no le dí ninguno y seguramente acierto, estoy seguro de ello, pero al mismo tiempo pensé que mal pensado, que mala baba que tienes, que poco margen das a las personas, que desconfiado que eres. Esto es verdad tiendo siempre a desconfiar, como buen gallego, pero pensando en éste caso concreto creo que el instinto se basa en una serie de síntomas y que no son producto de mi imaginación.

              Lo primero es que el señor diana o señor a estudio,se pidiera una birra a esas horas, creo que ya dice algo. Lo segundo que los que piden birra sin plomo, en el fondo lo que están deseando es pedirsela con alcohol de 40 y lo único que hacen en el primer momento es retener la compulsión, pero esto le vale una o dos veces, pero a la tercera ya se disparan. Y por último el hecho de seguir hiendo al bar, como si nada pasara, cuando está claro que es meterse en la boca del lobo. Todo lleva definitivamente a que el tío siga bebiendo.

             Yo me hice éstas cábalas sin conocer al tío, bueno sí de conocerlo en la barra del bar, y claro siempre practicando ejercicios con el codo. Y yo me pregunta: ¿realmente soy tan mal pensado? o es que no pensar lo que yo pensé, sería ser un gilipollas y yo que sé y además que me importa y entonces comprendí que el tío y su mapa de la rioja y lo que beba y deje de beber, en realidad me importaban una mierda. Son cosas curiosas....

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR