LA TIERRA (Microrelato)

Espléndida Tarifa, su extensa playa y al fondo África.
Estoy cabreado con el mundo, yo le doy cosas y me preocupo por él y el no me corresponde. ¡Que va a ser esto!, las relaciones deben de ser de dar y también recibir, en ambos sentidos y en intercambio contínuo. Lo que no vale es que uno en su corta vida, se preocupe por cuidar todos los componentes de la madre tierra, con mimo y con sumo cuidado y ella pase de tí. Al que pesca le puede dar pescado, al agricutor el producto plantado y a mí, que me da a mi, pues nada. Lo que da es lo muestra y lo que muestra es para todos y yo quiero algo para mí, sólo para mí.

La tierra es para el que la trabaja, es cierto pero no lo es, pues eso es más una reivindicación que una realidad. La tierra es de unos pocos y lo que les sobra, ahora sí, es para los demás. Pero tampoco, pues ese resto de tierra que queda, no es sólo para los que se la trabajan, es también para otros que la miran o la ven pero no se la curran y entre ellos me incluyo. Así, que al final, el que se trabaje la tierra se come una mierda y punto. Por tanto es una reivindicación o sea una ilusión. Como es la mía, la de pedirle a la tierra que me haga caso, por favor que me haga caso..

A mí currarme a la tierra, como que no, a mi me gusta contemplarla y disfrutarla con mi visión subatómica. Y es a lo que antes iba, que me gusta verla bella, linda y preciosa y con sus mejores galas, y por eso quiero conservarla, cada uno va a lo que va y yo al verla, voy a darle gusto y placer a mis sentidos. Cada uno se lo monta a su manera o no?.

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JULIO CORTÁZAR