sostengo desde la pasión hasta el miedo,
desde la angustia hasta la nostalgia,
desde la creatividad hasta la inocencia,
son demasiadas cosas a la vez,
y la cuestión es darle el equilibrio perfecto,
el punto medio, el punto situado,
en esa línea que divide a las dos partes.
Sostengo que me cuesta sostenerme,
y no porque esté borracho, digo,
y que me es difícil mantenerme en tierra firme,
y es que el barco en él que voy,
a veces se escora demasiado,
y mi lucha es, mantenerlo a flote,
pero éste barco está viejo y desvencijado,
y tiene demasidas fugas,
y navega con las velas desgarradas,
y su rumbo está predeterminado,
un rumbo que sólo lleva a los acantilados.
Sostengo que dejaría atrás lo que me sobra:
lo superfluo, lo banal y lo que me adorna,
y me libraría de las necesidades creadas,
me volvería ancestral y ambidiestro,
y no necesitaría nada,
nada más que mantener ambos pies en tierra firme.
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