EL PERRO (Relato muy breve)

Hoy es un jueves del mes de Junio y no llamaría demasiado la atención, si no fuera por el espléndido día que hace y en cambio de irme a la playa me he ido al Mercadona. Que bonito verdad, que tío más enrollado soy. La playa por un puto supermercado y no voy a entrar en razonamientos, de que si tenía que ir a comprar y demás gaitas, pues la conclusión es igual de evidente, soy un gilipollas integral y eso, no hay medicina que lo remedie. Claro que aún podía ir ahora, pero ya me he quedado tan chafado, que se me quitaron las ganas o sea que peor, aún más gilipollas. También podía coger la bici y darme una vuelta, el problema que no tengo bici, así que tampoco.

                              Y sacar al perro de paseo, podía ser y a lo mejor lo hago. El perro lo necesita igual que lo necesito yo y así nos consolamos mutuamente. Todo el día juntos y ahora que le soltó un buen muerdo un pastor alemán asesino y está el pobre, convaleciente, pues ya no os cuento, porque si fuera por él se metería en mi cama. Y por ahí si que no paso, por no pasar ni soporto que duerma en mi habitación y menos sobre mi cama. Los perros sudan como sudamos nosotors y que yo sepa no usan desodorantes y esa peste se queda pegada en la pituitaria y me dan unas arcadas que me vuelvo del revés. Así que el perro en su sitio y yo en el mío, que para eso yo soy su amo, bueno es de uno de mis hijos, pero para el caso, es lo mismo.

                             Es curioso lo del perro, aún está medio jodido después de la dentellada del perro asesino (ya veis que no le perdono), pero éstos 3 o 4 días atrás estaba acojonado y muy mimoso. Y como se nota, se echaban en falta sus carreras vertiginosas por toda la casa, sus puñeteros ladridos y sobre todo todo sus fiestas de recibimiento, que te las hace igual aunque te vayas de casa un sólo minuto, el lo celebra como si te hubieras ido un día entero. Ahora ya está casi recuperado del todo y ya festeja y ladra, y salta y corre y todo el día se pega a mi como una ladilla en un vello púbico. Es innato al ser humano, que uno eche en falta, lo que antes le molestaba, aunque fuera a veces.

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JULIO CORTÁZAR