Así que desde pequeñito aprendí a guardar silencio, silencio de monasterio. Después en la calle, ya fuera de mi casa y de mi colegio, me transformaba como un hombre lobo y hablaba por los codos, vamos como despachandome de mi anterior silencio forzoso. O sea que éste reflejo, me quedó grabado en mi cerebro y se tornó en instinto, en instinto de supervivencia. Por tanto lo peor que se podía hacer conmigo, era chillarme o hablarme en plan imperativo y ya no digamos si se usaba la fuerza bruta, entonces me encerraba a cal y canto. Eso fué lo que me pasó en los interrogatorios que me hizo la poli en épocas del franquismo y una vez que empezaron a atizarme, yo hice mutis por el forro. Si querían que yo cantara llegaba con hacer chantaje emocional, eso sí hubiera funcionado.
Después a lo largo de mi vida, me siguió pasando lo mismo, no con las hostias, pero si con los sonidos agresivos, con la agresividad verbal y es que se me soltaba facilmente el gatillo de alarma y entrabe tal cual, en estado catatónico. Mejor así, porque si decía lo que pensaba por dentro, que dios me coja confesado, la matanza de Texas se quedaría corta. Últimamente, me dediqué a despacharme un poco bastante y el resultado fué un puñado más de fervientes enemigos. Así, que de nuevo estoy haciendo el curso intensivo de saber guardar silencio, aunque más bien lo que quiero hacer, es coger el punto intermedio, el punto justo o sea responder pero antes hacer una pausa.
Y eso se aprende practicándolo en cada día un poco más, hasta que llegue un día en que domine este arte de control emocional. Control emocional, no dejarse guiar por las primeras sensaciones, que si son en respuesta a algo agresivo, pueden ser explosivas y sumamente destrutivas y entonces debo hacer una pausa terapéutica, la suficiente para pensarla de nuevo, lo que se dice, pensarlo dos veces o contar hasta diez antes de decir nada. O sea hacer un kit- kat, antes de ponerse a ladrar sin control ninguno. Que pena con lo que me gustaba soltar por mi boquita, sin cortarme ni un pelo...Que pena tener que ser civilizado... A mi me va la ley de la selva y esto es debido a mi otro intinto, al instinto primitivo.
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