Y miré mis uñas y me dije, ¡joder! como crecen. Y con los años crecen más que nunca, igual que crecen otras cosas y en zonas inútiles. Porque a las tías les sale una especie de barba o unos cuantos pelos negros en su cara y un bigotillo que se parece al de Aznar. Y a los tíos, las cejas se espesan y crecen tipo Bresnev o sea en plan oso. Y nos salen pelos negros y en punta de lanza, por los orificios nasales y por el pabellón auricular. O sea, pelos, uñas y más pelos, pero no pelos de la cabeza, pues ese es otro síntoma de la vejez, la alopecia, dicho en plan fino y calvorota, dicho en plan basto.
Entonces si un día decides dejar crecer todo a su libre albedrío, te encontraras a un viejo calvorota, con una mata de pelos saliendo por las orejas y por sus fosas nasales y por supuesto, dotado de unos garfios o garras en sus manos y pies. ¡Joder! como me suena al "Jeti de las nieves", escalando el Everest. No sé porqué, éste asunto nunca fue estudiado y digo cientificamente, pues no escuché una explicación lógica sobre esto,¿el porqué nos crecen los apéndices inútiles? y en cambio no nos crecen otros apéndices que si tienen una utilidad, porque éste último apéndice y me refiero el que nos cuelga entre las piernas, también va decreciendo y no sé si es porque los pliegues de la piel van colgando y quitan la visión desde el espacio o es que realmente decrece. Aunque también puede ser el déficit visual, que también se va jodiendo.
Como veis nacimos llorando y con piel suave y sonrosada y casi sin pelo y con la edad, seguimos llorando, pero lo demás se acartona y se endurece y hasta el alma se endurece y a lo mejor crecen las uñas como garfios, para tener más puntos de apoyo y también de agarre. ¿Quién sabe?.

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