Tembló la tierra bajo mis pies o ¿fuí yo el que temblé?, no lo sé, pero el caso, es que todo estalló como un volcán y salieron llamas del centro de la tierra y el mundo se dió la vuelta. Al día siguiente, los frondas de los árboles eran sus raíces, los rascacielos ahora rascaban los suelos y los hombres andaban apoyados en sus manos y cabeza abajo y era el mundo del revés, un mundo nuevo y extraño. Los mares eran nubes oscuras y densas y la tierra era una vasta alfombra de estrellas. Los pensamientos también se volvieron del revés y ya no triunfaba la lógica, ni las matemáticas, lo ilógico era lo correcto y lo abstrato era lo perfecto.Alguien que huía de si mismo y que no encontraba su sombra, me preguntó, ¿qué como íbamos a vivir sin sombra?. Y yo me quedé pensando, que la sombra ahora y al ser todo del revés, tendría que ser la luz y la luz pasaría a ser sombra. ¿Y yo como razonaba de esa forma?, si todo era ilógico y yo me apoyaba en la lógica y entonces me dije, que tendría que ser el primero en aplicarme el cuento y si quería comprender algo de lo que sucedía, debía entrar en el mundo de mis sueños. En ese mundo que siempre estuvo con nosotros y que nunca llegamos a entender y ahora era el momento propicio, para dejarlo salir de las entrañas y ellos, los sueños, ya nos guiarían como las luces de los faros. Y los Faros, ¿donde estarían?, pues colgados de las nubes como los murciélagos se cuelgan de un techo y encendiendo sus luces, como hacen las estrellas fugaces. Por cierto, pensé, los murciélagos serían los únicos seres vivientes, que vivirían de pie, el resto no, el resto viviría del revés y por eso, lo que aquí os cuento ya no tiene su final, su final ahora es su principio y entonces "Tembló la tierra bajo mis pies o
"....
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