Siempre tuve envidia sana o insana de los que duermen poco y se levantan como si durmieran mucho. Pues yo peco de lo contrario y eso que intenté por todos los medios dormir lo menos posible y porque en el fondo dormir me encanta, pero al mismo tiempo me crea una sensación de pérdida de tiempo. De hecho hace poco más de 1 año yo despertaba antes que el sol y me entusiasmaba esa idea, esa idea de disfrutar de algo que nunca había tenido conmigo, el amanecer. Y más los amaneceres en ésta Isla, que para mí es su principal reclamo y esas horas fueron una nueva sensación nunca antes vivida. Pero poco a poco tanto madrugar lo fuí pagando de alguna manera y lo pagué, en forma de siesta y ésta se introdujo en mi vida. Yo no era de dormir siestas, es más después de comer me entraba una actividad convulsiva y frenética y me desahogaba cortando el césped o poniéndome a picar piedra. Era mi forma de ir al contrario, de ir al revés que los demás, de ir contracorriente.Pero la siesta trajo pronto su contrapartida y de noche empezó a costarme conciliar el sueño, por tanto y al cabo de unos meses, el amanecer se despidió de mi vida o yo me despedí de él. Ahora de vez en cuando lo saludo cuando madrugo por el curre o porque un día me da el siroco, pero en general, he cambiado mi ritmo de sueño y necesito dormir 8 horas y ahora sí, sin siesta. Pero eso no quita a lo que iba, quie tenga envidia y más que sana, insana, pues yo vendería mi alma al diablo, por ser un zombie que apenas duerme. Si la pregunta es esa, ¿dormir o no dormir?, yo respondería con un NO y figuraros por un momento todas consecuencias que acarrería: fuera habitaciones, fuera las camas, los edredones, las almohadas, los pijamas, los depertadores, y hasta fuera el pastillamen de sobar. Y la noche sería nuestra y la noche ya se sabe, es una aliada para pensar, meditar y crear. Así que NO al dormir, y arriba todos los insomnes de la tierra, en pie famélica legión...
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