Lo que es prohibitivo, es el pescado y ya no digamos el marisco y eso que vivimos rodeados de mar. Yo creo que pasa, como todo en la economía de ésta Isla, que subieron tanto los precios para sablear a los guiris, que al final, el precio no se bajó y en consecuencia ahora nadie prueba el pescado. Pero eso pasa con casi todo, con las piezas y sus recambios, con la ropa y los zapatos, con la compra del supermercado y todo se encarece porque viene de fuera. Como si traer en barco los productos resultara tan caro, pero bueno hasta a eso te acostumbras y te vas defendiendo como puedes y al final vas comprando por internet o simplemente no compras y esperas a viajar al a Península (como se dice aquí). Es una economía del absurdo, pero aquí nadie se plantea bajar de precios y menos me lo voy a plantear yo, que no vendo nada. Porque claro, una cosa lleva a otra y se encarece todo, los hoteles, las pensiones, el alquiler de los coches, los autobuses y los taxis, mis amigos los taxistas, que cariño les profeso.
La Isla es el mar, la Isla es preciosa y se adorna de vegetación mediterránea, lentiscos, pinos, encinas y acebuches y prados verdes y extensos. Es lisa, muy lisa, el pico más alto anda sobre los 300 metros, si llega, por tanto es barrida por los vientos y el más frecuente es el viento del Norte o Tramontana. Viento que inclina arbustos y árboles y alivia de tanta humedad reinante. La humedad es bestial, es tipo tropical, se suda hasta por el bigote y ya no digamos por otras partes. Tiene muchas cosas curiosas esta Isla en donde vivo, y una de ellas es las dos caras que tiene, tiene la cara Norte, que es agreste y de arena color tierra, es la que azota en primicia la Tramontana y la cara sur, más dulce y de arenas blancas. Así que en 15 km. puede escoger la cara que quieres, y si hace Norte pues te vas al Sur y al revés, igual. El agua del mar, es cristalina que hace daño y ahí quizá esté su punto mas fuerte, su mar de aguas transparentes y cálidas. Claro que para mí sólo tiene un defectillo y es que casi no hay mareas, vamos de 20 cm. y yo que vengo del Atlántico y casi lo que más admiro de él, son sus mareas vivas y espléndidas, pues aquí hay que conformarse, que esto es el Mediterráneo.
Y éste mar tan calmo, a veces se cabrea y te sorprenden los temporales que se montan. Yo estoy convencido que el mar moldea a las personas y a los espíritus y eso les va imprimiendo un carácter determinado. Porque aquí y como dije el mar oscila muy poco y a los menorquines les pasa lo mismo, que varían poco en su carácter y te haces una idea engañosa, porque crees que no se cabrean y como le pasa al mar Mediterráneo cuando se pone de temporal, pues ellos de repente, saltan como panteras y les gira la cabeza, igual que a la niña del exorcista. Nosotros los Atlánticos, somos mucho más variables y nuestro carácter sube y baja a ritmo que marcan las mareas, por tanto somos más explosivos y espontáneos, aunque cuando la marea está muy baja, andamos a ras del suelo.
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