NUNCA SE PUEDE DECIR, NUNCA JAMÁS

                  Reconocimiento, todos necesitamos reconocimiento en ésta vida y yo soy el primero que lo necesito. Pero ahora no iba de este palo, pues yo quería hablar de reconocimientos médicos y me explico. Acabo de venir del pueblo de al lado y he quedado en hacer unos reconocimientos, hasta ahí todo claro. El problema está en que he roto de nuevo mi promesa, la de no hacer nunca más éste tipo de historias. Es la segunda vez que rompo mi palabra, pero es que ahora en éstas épocas siniestras y de penurias monetarias, uno se tiene que prestar a lo que sea, digo yo y para sacar algún extra.

                                                    El tema viene desde lejos, allá cuando recién acabada la carrera, mi primer curre se presentó ante mi puerta y dije que sí, por supuesto. El curre era de reconocimientos médicos a los currantes de una empresa grande. Y ahi me fuí todo contento y acojonado, todo hay que decirlo. Bueno pues duré 1 semana y el motivo fueron las discrepancias a nivel de funcionamiento. Yo que estaba lleno de idealismo, me puse a la faena y con cada currante me echaba media hora, porque simplemente pensaba que un reconocimiento médico tenía que ser exahustivo y por tanto me aplicaba a conciencia. Ya desde el primer día el tío que llevaba la empresa o mutua, se dedicó a meterme caña: que no podía llevar tanto tiempo con cada uno y que en una tarde estaban citados cien tíos. ¡Cien tíos!, pensé, éste tío está loco, como mucho diez por tarde, le dije. Y el tío se puso furioso y medio loco y como no llegamos a un acuerdo, el tío se dedicó a interrumpirme en cada reconocimiento. Hasta que al cabo de 1 semana el tío me señaló la puerta o yo le dije que me iba, ya no me acuerdo quién dijo a quién.

                                               Fue la primera vez que juré no volver a hacer reconocimentos. Y años después y ya en Cádiz, me di cuenta, que nunca se puede decir nunca jamás. Por circunstancias externas a mí, tuve que currar en la Medicina Privada, en una clínica detestable y allí aprendí a ser médico puta o lo que es lo mismo, médico para todo. Y una de mis prolíficas actividades fue hacer reconocientos médicos, ¡Qué remedio! . Ahí ya era más experimentado y no me paraba tanto con cada paciente, es decir hacía lo mismo que hace años, pero más rápido. Pero tuve que cambiar el chip, pues de nuevo me presionaron y había que ver currantes a cien por hora. Y aquello era de locos, a toda hostia y sin frenos y pasaban y pasaban rostros y cuerpos y tensiones y elecros y analíticas y a la velocidad del vértigo. La media que un día conté, era de 100 tíos en escasas dos horas. Así que lo hice hasta que pude zafarme de hacer semejante estafa médica y de nuevo me juré y perjuré que nunca jamás de los jamases.

                                               Y ya veis de nuevo y por segunda vez, estoy traicinando mi palabra y me hace sentirme mal, pero hasta cierto punto. Pues ahora he puesto yo las condiciones o por lo menos en parte, y por lo menos he conseguido15 munutos por tío, ¡todo un record!. Y eso que el reconocimiento es básico, pues es para chavales deportistas y no hay electros en principio, ni extraciones de sangre para las analíticas. Bueno otro día os contaré otras estafas médicas, como el peritaje de accidentes de tráfico y como se curra en la medicina privada, etc...¡Aún queda abundante petróleo que extraer!
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JULIO CORTÁZAR