CARCASA VIEJA, PENSAMIENTOS NUEVOS



Yo nací en el año 1.956, que es como un año cualquiera, menos para mi, claro. 1.956 suena a siglo pasado y lo es, lo que pasa es que es recién pasado, aún estamos en el 2.014. No sé cuanto viviré, no sé si mucho o poco o me moriré ahora, pero espero que no y que dios me conceda unos cuantos años más. Yo reclamo lo viejo y lo reclamo por su experiencia y sapiencia y por el sabor añejo que dan los años, pero en realidad no me siento viejo, de carcasa puede que un poco, pero de espíritu e ideas, soy joven y ya se sabe o eso dicen, que los jóvenes somos revolucionarios.

O eso debía ser y según el punto de vista de los que dividen la vida por etapas. De niño eres tonto, juguetón y dependiente. De Adolescente eres hormona pura y toda confusa. De estudiante eres revoltoso y comprometido con causas perdidas. De adulto eres un ser responsable y lleno de preocupaciones. Y de viejo eres un árbol doblegado y que sólo desea morir en paz o que le dejen en paz. Son etapas, que en parte si existen y son ciertas, pero hasta un punto o un límite, porque no todo lo que reluce es oro, como tampoco no es oro todo lo que no reluce. En definitiva, esas etapas no son matemáticas exactas, son matemáticas aproximadas.

Y me baso para decir esto, que en quien hizo esas divisiones vitales partió de una premisa, que era en que esas etapas se cumplirían y una tras otra y en secuencia progresiva. Y aquí es donde quiero incidir yo, en que hay personas que no tuvieron infancia o su adolescencia fue una mierda y por tanto no pudieron disfrutar o sufrir plenamente de ellas. Por tanto van quedando etapas pendientes y a lo mejor llegas a una edad como la mía y te dices, yo quiero volver a ser un niño o adolescente y según la etapa que te quedó pendiente.

Lo mío, ha sido empezar desde mi tierna infancia y redescubrirla de nuevo y levantar su tupido velo y desde ahí partir en un nuevo mi viaje por mi vida. Suena a tema patatero y de película y puede que sea así, pero a éstas alturas yo ya casi no tengo prejuicios y entonces me la ventila o me la trae al pairo. Mi infancia, mi eslabón perdido y que ahora he encontrado y como disfruto ahora con su dulce compañía. Ahora vuelvo y de continuo, hacia la playa donde me he criado y que vi crecer al mismo ritmo que yo cumplía años o hacia ese barrio entre lumpen y rico, ese barrio entre la frontera de la miseria, por un lado y la opulencia burguesa, por el otro y en donde pasé largos inviernos.

Bueno pues ya está y creo que dejé más que claro en que etapa estoy de mi vida. Estoy viejo por fuera, pero por dentro soy un volcán en ebullición, un volcán siempre a punto de petar, pues tiene tanto acumulado que sino pudiera escribir, ya estaría más que loco. Y ahora y con perdón, voy a encender mi querida estufa de leña, pues también estoy necesitado de calor hogareño y quizá sea porque la chimenea de mi infancia, era una puta mierda y ahora, simplemente me estoy vengando.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR