Estoy en la misma sala de estar donde están mis hijos viendo la tele, viendo el no se qué. Y yo mientras tanto, dando y como un poseso, al teclado. Y escucho de fondo: ¿es usted de los que tienen armas en su casa?. Y no hay que ser muy listo para adivinar que es una película Yanqui. Porque aquí en Europa o en España y menos en Menorca, suena más a pregunta de un desquiciado, vamos como si aquí lleváramos una pipa debajo del sobaco o del sombrero o debajo de los huevos. Aquí nadie nos hace esa pregunta, pero en Yanquilandia, supongo que debe estar a la orden del día.Pero tampoco pequemos de lo contrario, aquí no somos angelitos, ni tampoco somos tontos del culo. Aquí nadie lleva pipa o casi nadie, pero si lleva una zaca o una navaja bien afilada o un pincho de matadero o un pincho cualquiera. Yo no llevo nada, pero a veces y cuando me siento amenazado y aclaro, bien amenazado, cojo las llaves del coche y las cojo a modo de navaja. Suelen ser llaves gruesas y más grandes que las demás llaves y por eso mismo las escojo. La pones entre los dedos segundo y tercero de tú mano preferida o la que dios te ha dado como preferida y sólo piensas que la tienes que insertar fuerte, fuerte y con ganas, fuerte y hasta el fondo y retorcerla sin compasión y sin pena.
Y menos mal que las llaves de mi coche y hasta ahora y toco madera, sólo han servido para su función inicial o sea para encender el coche y punto y pelota. Pero varias veces, por no decir que muchas, las he cogido a modo de defensa defensiva, o defensa numantina y bueno, me sirvieron esas llaves del coche o el mismo móvil y a falta de más cosas, las llaves de la casa. O sea cualquier objeto punzante o contundente y que sabes que puede hacer daño, vamos el daño suficiente para a continuación poder escapar.
Me acuerdo que una vez en a Coruña y en noche de farra, meábamos cuatro amigos bastante puestos y colocados y contra un muro amigo y llegó un tío con una gabardina de pasma y nos apuntó con una pistola y nos dijo: ¡arriba las manos!. Al principio pensábamos que era una coña y le dijimos que si estábamos meando no podíamos soltar la pirola o la polla, porque sino nos meábamos encima. Pero el tío erre que erre y venga que a levantar las manos y porque sino os mato. ¡Joder! el tío iba en serio y nosotros con los pantalones medio bajados y también medio meados.Después el tío se puso a hablar por su solapa con Comisaría o eso decía, y como si llevara un micro en el cuello de su gabardina. Y ahí si que la cagó el tío colgado de mierda, pues no había micro ni hostias benditas, sólo estaba la solapa de su propia película. Pero el tío seguía teniendo una pipa entre sus manos y una pipa que nos apuntaba directamente y nuestras miradas se dirigieron a los ojos del otro amigo y así consecutivamente y sin decir nada y sólo nos entendimos con la mirada, mirada cómplice y de ataque colectivo. Y así fue y en un instante todos nos revolvimos y simplemente nos fuimos a por el tío.
Hostias llevó y hasta en el paladar duro y blando de la boca y cuando le cogimos la pipa, resulta que era de fogueo. Rompimos el objeto de juguete contra el suelo y al tío lo cosimos a patadas y a hostias y no precisamente benditas, más bien fueron hostias un poco bestias y llenas de rabia. Bendito y bonito fue el momento que nos hizo pasar el tío, nos cortó la meada, pero bien cortada y nunca mejor dicho, pero las hostias y patadas que se llevó, le quedaron y bien marcadas en su cara. y en el resto del cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario