LA ESPALDA Y EL ALMA

Hoy es Domingo y hace un maravilloso día de invierno. Fue de esas mañanas que tanto reclamo, día frío pero de sol brillante y además día recién limpio, pues toda la noche llovió a mares. Y creo que en éste mundo hay pocas cosas tan preciosas como un día de sol invernal y más si aún el suelo está mojado. Es ese calorcillo que calienta y templa el cuerpo, es esa calma después del temporal. Calma y calor, calor y calma y ese inmenso olor a tierra mojada.

Pues en pleno temporal nocturno a mi me dio por raparme o cortarme el pelo al cero y ahora mi cabeza es una linda bola de billar. Y después dicen que los temporales no alteran el comportamiento, aunque también es verdad, que yo no necesito un temporal para hacer una locura, pues mi estado normal es tirando al lado loco. O sea soy más loco que cuerdo. Mientras escribo esto, mi hijo pequeño me hace un masaje en mi amplia espalda y entre el calorcito del sol que me da de pleno y el masaje en mi punto más débil, que es la espalda, se me caen las persianas y me voy a quedar sopa sobre la mesa.

Pues sí, yo soy de espaldas amplias, así nací y pronto lo asumí, ¡qué remedio!. Lo malo es que esas espaldas cargan con todo y entre ese todo, están los problemas. Cuando estoy a tope de preocupaciones, sólo tengo que sentir mi espalda, lo cual no es muy difícil, pues su mejor y más divertida manifestación es el dolor, dolor de espaldas y en todas sus variantes. Sensación de peso inmenso, sensación de navaja clavada, son sus manifestaciones habituales y cuando no se extiende por el cuello y lo inmoviliza como se llevara un yeso, Tortícolis le llaman. O más abajo y viene ese dolor de lumbago.

La espalda carga con todo, carga con el peso físico, pero sobre todo carga con el psíquico. Yo estoy convencido que el alma está situada en el tórax y en el mediastino, en ese espacio virtual que hay entre el corazón y los pulmones. Porque además cuando el alma duele, en lo primero que se manifiesta, es en ese dolor de angustia que se mete en ese espacio y que impide tragar o respirar bien. Pero hay veces que pienso que el alma está situada en la espalda, porque avisa con su dolor de que hay un problema nuevo o antiguo y que resurge de sus cenizas.

A lo mejor es todo más sencillo y al alma ocupa ambos espacios, el Mediastino y la Espalda y a veces se manifiesta más por la parte trasera que la delantera o al revés también vale o pasa de una a otra. Al final la causa de dolores secundarios al mal del alma, se deben a que el alma se inflama y cuando se inflama ocupa más espacio y por tanto comprime  a sus vecinos y sus vecinos son muy sensibles y enseguida se quejan y dicen: "ay¡¡ me duele". Bueno después de éstas lecciones de anatomía fisiológico, no me queda otra, que tomarme un antiinflamatorio y para bajar la inflamación que tengo en el Alma o Almitis.

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JULIO CORTÁZAR