Grito o susurro,chillo o me callo,
hablo y me reivindico,
o me acojo al silencio,
al silencio de los muertos
o al silencio mudo y voluntario.
Grito y alguien me escucha,
grito y al final me hago daño,
pues mi cerebro no funciona a gritos,
ni bajo palabras de amenaza,
mi cerebro funciona como un reloj suizo,
con precisión y método,
pero de ahí, a ser una máquina perfecta,
¡aún le falta!,
es máquina por sus engranajes
y por sus piezas engrasadas,
pero deja de serlo,
en cuanto mi Cerebro se pone a pensar.
Los pensamientos no vienen de fábrica,
los pensamientos viene de otro mundo,
del mundo prohibido de las sensaciones,
yo toco y siento,
yo acaricio y siento más,
y yo te doy un beso y ya no pienso
más,
sólo siento tus labios húmedos,
y esa lengua que entra dentro de mi gruta,
y explora lasciva,
los escondites más escondidos,
que hay en el fondo del mar.
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