UN CANTO A LA VEJEZ



Es verdad que la vida se divide en etapas, en etapas de evolución y que van desde el nacimiento y hasta la muerte: infancia ,adolescencia, juventud, madurez o estado adulto y vejez. Y todas esas etapas están bien definidas y por parámetros físicos  y psíquicos y por tanto también definidas, por distintos tipos de comportamiento. Se supone que un joven es rebelde y debe serlo por edad y rango y un viejo debe ser un ser experimentado y sabio. Y un adolescente un pensamiento confuso. Y en fin, cada etapa tiene sus propias características y que las definen como eso, como una etapa más de nuestra vida evolutiva.

Claro que como todas las definiciones, tienen sus excepciones y a lo mejor un tío que casi no tuvo infancia, pues porque a lo mejor tuvo que vivir como un adulto o porque estuvo enfermo, pues ese tío a lo mejor quiere vivir su infancia perdida. Desde luego no será igual, pero el tío tiene derecho a intentarlo.Y no solo eso, hay personas que viven las etapas con retraso y son adolescentes tardíamente o jóvenes o adultos o niños o son ya viejos y quieren vivir etapas que no han vivido. Y aquí es donde quiero incidir, en que a los viejos no les dejamos hacer otro tipo de vida que vivir como lo que son, como viejos.
Si y ya sé que tienen sus limitaciones físicas, pues para eso son viejos, pero si alguno se sale por la tangente, eso no está bien visto. Yo miro a mi alrededor y veo que todo el mundo tiene sus puntos de diversión y entretenimiento y veo a los viejos y ¿que les queda?. Les queda el bar del pueblo, les queda el club de jubilados, les queda el Inserso y poco más. Y en su casa se van sintiendo como un estorbo o como un mueble apolillado, ¡oye abuelo aparta de aquí! y ¡dale una vuelta a tus nietos!, ¡haz algo abuelo y no bebas tanto y no tomes tanto dulce! y ¡no cuentes las mismas historias y no nos cuentes otra vez el mismo rollo, es de que estuviste en Venecia!. Además que hasta los nietos tiene derecho a reñirles.

Y lo del Inserso, lo del Inserso es patético. Si solo hacemos excursiones en manada, cuando fuimos niños y cuando somos viejos. Y los viejos no son niños, los viejos han pasado una vida y lo que les quede y por tanto tienen sus experiencias y por supuesto sus manías y tiene se derecho a tenerlas, como las tenemos el resto de los mortales. Pero nuestras manías no están penadas, a no ser que te de por matar a alguien, pero en los viejos están prohibidas y por tanto están penadas. A los viejos se les castiga por sus comportamientos y aunque estos sean tonterías maniáticas.



Yo desde luego preparo mi vejez con otra perspectiva, la mía no será ir de excursión o de viaje programado por unos descerebrados y que parten que los viejos son tontos y que hay que llevarlos a Torremolinos o a Palma de Mallorca y ponerlos ciegos de tanto mareo en un puto bus de llevar ganado y darles comida como a los cerdos, en cantidad y mala. Antes me quedo en mi santa casa y como y bebo lo que me sale de mis cojones viejos y de vez en cuando, me saco un billete a las Islas Caimán y para hacer surf en tabla ancha y adaptada a mi edad. La vejez es dignidad y no es la etapa de la decrepitud y del estorbo y de que nos pongan la misma música que se les pone a los niños. ¡Yo seré un viejo Revolucionario y hasta la Muerte!.

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JULIO CORTÁZAR