ZORROS CAMUFLADOS

Bueno ya son las 7 de la tarde y yo sigo como una moto, pero como una moto que recorre los valles y montañas de mi cerebro. Disfruto y como un loco escribiendo, pero también pensado y exprimiendo la sustancia de las cosas. Las cosas tienen su jugo, como lo tiene una naranja o un limón y mejor, como es mi caso, si es recién cogido del árbol y con ese aroma que solo tienen las cosas frescas. También las personas son mejores frescas y crujientes y sin esas capas que a veces se echan en sus caras. Frescas, crujientes y naturales y donde su principal virtud sea, la espontaneidad.

Lo espontáneo tiene sus riesgos evidentes, pues en un mundo hecho del revés y donde triunfa el más camuflado, pues el espontáneo va a llevar muchos palos. Claro que hay personas que lo espontáneo lo convierten en un papel a representar por la vida. Son de esas personas que no son espontáneas, pero que van de ello, van de espontaneidad forzada.  O para decirlo de otra forma, son ese tipo de personas que NO SON AUTÉNTICAS, pero que VAN DE AUTÉNTICAS Y PRESUMEN DE SERLO. Y eso sí que me desquicia, pues se les ve el plumero, pero les da igual, ellos como van de espontáneos y de auténticos y dan el pego de que nada les molesta, ni nada les puede cabrear.

Ser espontáneo no significa que seas gilipollas. Ser espontáneo es decir lo que piensas y decirlo claramente y no solo la opinión que tengas sino que también decir los sentimientos y pensamientos y decirlos claramente. No que los contengas  y después los transformes en pensamientos etéreos y amorfos y neutrales, vamos de los que no hacen daño. Ese tipo de personas, siempre pienso que deben ser pequeños tiranos, pero como se ganan la atención de la gente de esa forma tan crédula, prefieren representar su papel por la vida. Así piensan que les irá mejor.

Pero a estos personajes les rascas un poco su carrocería y debajo de sus capas hay maldad a espuestas, maldad contenida y la maldad cuando se acumula y durante mucho tiempo, produce más maldad y odio y  envidia. Y ésta envidia les quema las venas y no pueden ver a alguien más feliz y contento que ellos y entonces buscan su punto más débil y éste suele ser el que es siempre, los sentimientos. Porque con su disimulada bondad, abren fisuras en los sentimientos de los demás y cuando abren una fisura, ya clavan su aguijón, su aguijón venenoso. Y ya está, el que era feliz a su manera, ya deja de serlo y ya éste ser, se tranquiliza y simplemente VUELVEN A SU PAPEL DE BONDAD INFINITA. Y es en el fondo son eso, son ZORROS  que se visten de dulces CORDERITOS.

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JULIO CORTÁZAR