CONFUSIÓN DE CONFUCIO

Veo que todo lo de mi alrededor se hace frío y cálido. Frío, porque está un día frío y porque el cristal de mi mesa de trabajo me transmite esa onda gélida. Y cálido, por todo lo que tengo en mi cabeza, ¡si es que parezco una olla en ebullición! y  eso que estoy medio dormido. Se me mezclan frases cortas y pensamientos abortados, y por la cabeza me pasan anuncios de la tele y al mismo tiempo estoy pensando en las profundidades de la psique y no sé quién domina a quién. Y puedo pensar en que me tengo que cortar el pelo y a continuación, que debo resolver varios interrogantes vivenciales y al final, no sé si tengo que cortarme los interrogantes y reflexionar sobre mi pelo.

Confusión de Confucio, podía decirse. Me viene a la cabeza el anuncio de Ocaso, ese que habla del sol de la tranquilidad y de los diversos caminos que tiene la vida y que todos confluyen en seguros Ocaso y en su puñetero eslogan, el del sol de la tranquilidad. A mi de pequeño, lo de seguros Ocaso me sonaba a muerto, pero a muerto rechumido, pues me sonaba más al ocaso de la vida que al sol de la tranquilidad. Pero como todo se reconvierte son capaces de transformar un seguro de muertos, pues éste Seguro era más conocido por asegurar los entierros que por asegurar a los vivos.

A no ser, a no ser que el al Ocaso de la vida,
 le llamen el sol de la tranquilidad. Qué también podía ser. Pero creo que ellos van por otro camino distinto y se quieren quedar con las dos cosas, con el seguro de los fiambres y con el seguro de los que quedan vivos. Confucio ya lo dijo un día: "si logras que la gente se confunda entre dos polos antagónicos, conseguirás que todos los confundidos se aseguren en Ocaso". Pues nada que yo me apunto a Ocaso y me apunto, por si acaso. Por si acaso la espicho y me quedo tieso, por si acaso me quedo lelo y estúpido y por si acaso me da el siroco. ¿Quién sabe lo que nos puede pasar mañana?, ¿Quién lo sabe?.

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JULIO CORTÁZAR