LA LEY DEL MÁS FUERTE

Parece que el tiempo pasa, pero es mentira, somos nosotros los que pasamos por el tiempo. El tiempo pasa o nosotros pasamos igual aquí que en Cuba e igual que hace mil años. Nosotros somos los perecederos y los que nacemos, vivimos y después nos morimos. Y no sé si hay resurrección o reencarnación, pero me temo que no, que después de muertos, solo hay vacío. Ojalá yo pudiera reencarnarme y porque si pudiera sería el amo de la Tierra y vosotros mis esclavos.

 Eso y no sé si por suerte o por desgracia, es humano, el querer lo que no se tiene y yo de cada día más, me doy cuenta que soy un puto plebeyo cualquiera. Y le tengo que rendir cuentas a mi amo y a su aparato de Estado y ellos me dejan las migajas y para ir tirando lo suficiente para que puedan quitarme más. Es un ciclo vital, te piden y exigen y tienes que dar y ellos a cambio te mantienen en un estado más o menos vivo y para que produzcas más. La explotación es ley de vida, por lo menos lo es, mientras vivamos en un sistema como el actual.

La ley del más fuerte es lo que impera y como si fuéramos putos animales descerebrados. Muchas normas, muchas leyes, muchas instituciones, pero al final la realidad es bien distinta, porque todo eso son coartadas para no dejar ver lo que hay detrás y lo que hay detrás, es el propio espíritu de supervivencia o la ley de la selva. Si no pisas, si no ofendes, si no oprimes y si no matas, en éste mundo no eres nadie. Para estar arriba parece que es imprescindible tener las manos manchadas de sangre. Y si  no es sangre, es opresión y explotación. Me sigo preguntando todos los días, ¿el por qué no se hizo un mundo más justo? y siempre y siempre, me quedo sin respuesta.

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JULIO CORTÁZAR