Claro que cada uno se siente el prota de su película, estaría bueno que fuera lo contrario. Pero bueno hay gente para todo y los hay que viven de ser esponjas del prójimo y eso es lo que les da su identidad. O sea por si solos, son algo pero no tanto, pues la razón de su existencia les dice que tienen que tener a alguien al lado y bajo su mando. Hay gente que nació con las ideas claras y ya en su estado embrionario miraban de frente y con esa mirada segura. ¡Joder!, todos tuvimos amigos o conocidos que eran así, así de mandones, así de manejistas y así de preclaros.
Y digo de preclaros y no claros, si fueran claros, serían más traslúcidos y más relajados. O sea que son oscuros para lo que quieren y son claros si el fin lo merece y éste es la diferencia y es una diferencia cualitativa. Algunos buscaban el ser el líder del grupo o como se decía antes, de la pandilla y se volcaban en intentarlo día sí y día también. Otros en cambio se limitaban a buscarse una pareja y a ejercer el mando sobre ella y con mano dura. La tía iba detrás y como una ovejita asustada y cuando le preguntabas su opinión decía que primero había que preguntárselo a Jorge o a Manuel o como se llamara su amo. Y hablo de tíos con vara
de mando, como podía hablar igualmente de tías dominantes.
Y así se les llamaba, tíos dominantes. Los que triunfaban en pareja, no siempre dominaban el grupo y cuando esto pasaba el tío se ponía más tirano con la tía y supongo que porque se sentía frustrado. Eran y son muy dados a que sino se les reconoce socialmente y como líderes de la manada, tendían al cuchicheo contínuo con su pareja y supongo que era para reafirmarse delante de la tía. Veis estos no me entienden y no se dan cuenta de que yo soy la hostia y ella le decía y siempre en el mismo tono, claro sí, si ellos no saben quién eres, cariño. Hablan del culto a la personalidad de los políticos y no se habla de estos pequeños cultos y además qué levante su mano el que no ha visto a uno. Después y más adelante y de tanto apretarle la tuerca a la parienta, se separan y buscan a la siguiente víctima para su vampirismo. Y lo peor de todo, ¡es que siempre la encuentran!.
Y digo de preclaros y no claros, si fueran claros, serían más traslúcidos y más relajados. O sea que son oscuros para lo que quieren y son claros si el fin lo merece y éste es la diferencia y es una diferencia cualitativa. Algunos buscaban el ser el líder del grupo o como se decía antes, de la pandilla y se volcaban en intentarlo día sí y día también. Otros en cambio se limitaban a buscarse una pareja y a ejercer el mando sobre ella y con mano dura. La tía iba detrás y como una ovejita asustada y cuando le preguntabas su opinión decía que primero había que preguntárselo a Jorge o a Manuel o como se llamara su amo. Y hablo de tíos con vara
de mando, como podía hablar igualmente de tías dominantes.
Y así se les llamaba, tíos dominantes. Los que triunfaban en pareja, no siempre dominaban el grupo y cuando esto pasaba el tío se ponía más tirano con la tía y supongo que porque se sentía frustrado. Eran y son muy dados a que sino se les reconoce socialmente y como líderes de la manada, tendían al cuchicheo contínuo con su pareja y supongo que era para reafirmarse delante de la tía. Veis estos no me entienden y no se dan cuenta de que yo soy la hostia y ella le decía y siempre en el mismo tono, claro sí, si ellos no saben quién eres, cariño. Hablan del culto a la personalidad de los políticos y no se habla de estos pequeños cultos y además qué levante su mano el que no ha visto a uno. Después y más adelante y de tanto apretarle la tuerca a la parienta, se separan y buscan a la siguiente víctima para su vampirismo. Y lo peor de todo, ¡es que siempre la encuentran!.

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