UN CAMBIO VITAL

Yo no estoy preocupado, pues hace tiempo que dejé de preocuparme por todo. Ahora simplemente estoy atento y veo y observo y doy mi opinión y sin miedo y también sin grandes responsabilidades. Yo dejé mi mochila por el camino y era una mochila llena de preocupaciones y de asuntos pendientes y su peso era tan grande que me impedía seguir caminando. Ahora no  es que pase y que me importe todo un pimiento, solo que he aligerado su peso y para poder caminar más rápido. No sé, pero antes era como si de mi opinión dependiera el mundo o esa sentía y hoy en día me doy cuenta que mi opinión no vale un carajo y que no pasa nada si digo esto y opino lo otro.

Vamos a ver, si de alguna manera tú te consideras el ombligo del mundo, es lógico que te sientas observado y espiado y que lo que tu digas o pienses, tiene un gran peso específico. Y la puta realidad te dice lo contrario, pues dentro de mundo eres una mosca cojonera o un mosquito dentro de una marisma, en fin que no eres nadie o casi nadie. Y está bien saber ponerse en su sitio, porque liberas carga pesada y te deshaces de lo que te sobra. Y yo me considero importante, estaría bueno, pero me lo considero para mi mismo y para mis cuatro amigos. Entre el resto soy uno más de la manada y un paria y en busca de su sitio.

Pues eso, que caminar más suelto y más libre tiene sus grandes ventajas. Caminas más rápido y ves más cosas, no te crees el centro de mundo y por tanto tus problemas y en la medida que los relacionas mejor con el resto de los problemas que hay en el mundo, dejan de ser irresolubles y a lo mejor son nimiedades al lado de otros. Tampoco voy solucionando problemas de los demás, pues los demás y a éstas alturas de la película ya son adultos y  porque ya tienen pelos en sus cojones y sino los tienen que se los pongan, que hoy en día hacen trasplante de todo. O sea que hoy camino más ligero y por tanto más rápido y lo que hace que
 sea distinto a mi anterior etapa, es que ahora no me regodeo con los problemas y las dificultades, ahora les planto cara y si hace falta las mando al carajo.

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JULIO CORTÁZAR