LA SALA DE ESPERA

A nosotros no nos perdona ni Dios. Ni Dios, ni el demonio, ni todos los ángeles del cielo y aún que sea en asamblea. Vamos que somos los pringados del espacio y los últimos de la fila. Y pensamos que somos imprescindibles y que sin nosotros no podrá evolucionar la Tierra. Si nosotros solo estamos aquí, en la Tierra, porque estamos a prueba y para ver si nos comportamos y por tanto, si merecemos la pena. Y eso que el programa de la vida es sencillo: nacemos, vivimos y nos morimos y por el medio hacemos alguna cosa más, por ejemplo hacemos la primera comunión, la graduación, el casamiento, las bodas de plata y oro y para culmen del asunto o sea como guindilla de la tarta, nos apuntamos a las excursiones del Inserso.

Y dicen las malas lenguas, que el Inserso es la antesala de la muerte o la sala de espera del otro lado. Y en parte no dejan de tener razón, pues esas excursiones tiene algo de despedida o sea de último viaje antes del definitivo. Y como es una despedida hay quien prefiere hacerlo de forma colectiva y saltándose las reglas aprendidas. Pues también tienen su parte de rebeldía, comer y beber a tope, los medicamentos por el water y si se puede ligar, pues se liga y aunque sea con la sonda colgando. Es como el último engaño, yo no tomo medicación de nada, pues estoy sano como un roble y ni hipertenso, ni hostias benditas y además yo la controlo, cuando quiero me la subo y cuando quiero me la bajo.

Pero bueno, ¿qué celebración colectiva no es un puto pufo?. Pues si vas a una Boda, todo es pura hipocresía y quién quiere creerse el cuento, se lo cree y el que no, pues no. ¿Y un bautizo y una primera comunión?. Es más del mismo cuento, pero en otra vertiente o en otra variable del mismo asunto. La hipocresía social, es nuestra realidad en los grandes eventos. Pues como somos seres inseguros, nos inculcamos de normas y hasta las normas se las ponemos a las celebraciones. Y así pasa, el que no hay celebración social que no resulte una puta parodia. Normas y más normas que desnaturalizan las cosas y las hacen completamente artificiales.

 Los grandes eventos, son fuegos de artificio o son como un pedo mal echado, de esos que no huelen pero que sí manchan. Pero como la vida no es puta línea recta, siempre hay una curva peligrosa y por esa es por la que podemos y debemos coger la puerta. Hay otros mundos y que son distintos, sin reglas, ni nada que nos someta.

Pero bueno, yo tampoco soy perfecto y es que además no pretendo serlo, pues también me gustan las imperfecciones. Las imperfecciones hacen más atractivas a las personas. Y en cambio los perfectos me ponen de los nervios. Pero eso no es óbice para saber de que va el asunto y si hay demasiada hipocresía también es mi deber decirlo, pero tampoco hay que creérselo a pies juntillas. Solo son referencias o ideas generales y que la gente se les aplique como mejor le venga, y digo la gente y Yo, por supuesto. Y el que no quiera pensar, ni leer, ni escuchar, pues ya sabe, que siga así, pero siempre en línea recta.

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JULIO CORTÁZAR