Ya son las 7 de la tarde y hoy todo transcurre tardíamente, pues si me levanté tarde, el día ya no tiene remedio. En tal caso puedo parchearlo y hacer como sino hubiera pasado nada. Vamos que tendré que hacer el que estoy contento, cuando en realidad ardo por dentro y ¡hola y buenas tardes! y ¡como te va! y ahí está el quid de la cuestión, el ¿como me va?. Pues me va tirando a jodido y empiezo a oler a pescado podrido. Problemas familiares que me sacan de quicio y me hacen trepar por las paredes.
Pero, ¿quién es el guapo o guapa que no los tiene?, pues que levante la mano que le será cortada y por ser un bicho raro. Si todo fuera liso y llano, el mundo sería un puto aburrimiento, pero creo que quién lo inventó se pasó un poquito con tanto precipicio y alta montaña. El mundo debería estar hecho de suaves colinas y de verdes prados, un poco de bajada y otro tanto de subida y los prados que sirvieran para el descanso. El descanso del guerrero, que se llama.
Claro que así no habría grandes deshielos, esos que de vez en cuando te hacen vaciar la cabeza y en consecuencia, te hacen cambiar de etapa. Cambiar de etapa, qué eufemismo, cambias cuatro cosas de sitio y ya das por rematado ese capítulo, cuando en realidad hay muchos capítulos que se pasan en falso y todo por no abrirte en canal y llegar al fondo de tu alma. Porque en el alma de cada uno, es donde está la máquina de las ideas, de los pensamientos y de los sentimientos y a éste alma pocos tienen el privilegio de llegar. Yo juro que lo intento, pero estoy seguro de que aún estoy lejos de conseguirlo. Si algún día llego, no os preocupéis por ello, porque lo anunciaré a golpe de bombo y platillo.
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Pero, ¿quién es el guapo o guapa que no los tiene?, pues que levante la mano que le será cortada y por ser un bicho raro. Si todo fuera liso y llano, el mundo sería un puto aburrimiento, pero creo que quién lo inventó se pasó un poquito con tanto precipicio y alta montaña. El mundo debería estar hecho de suaves colinas y de verdes prados, un poco de bajada y otro tanto de subida y los prados que sirvieran para el descanso. El descanso del guerrero, que se llama.Claro que así no habría grandes deshielos, esos que de vez en cuando te hacen vaciar la cabeza y en consecuencia, te hacen cambiar de etapa. Cambiar de etapa, qué eufemismo, cambias cuatro cosas de sitio y ya das por rematado ese capítulo, cuando en realidad hay muchos capítulos que se pasan en falso y todo por no abrirte en canal y llegar al fondo de tu alma. Porque en el alma de cada uno, es donde está la máquina de las ideas, de los pensamientos y de los sentimientos y a éste alma pocos tienen el privilegio de llegar. Yo juro que lo intento, pero estoy seguro de que aún estoy lejos de conseguirlo. Si algún día llego, no os preocupéis por ello, porque lo anunciaré a golpe de bombo y platillo.
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